No sé para qué ponemos el despertador si ya
nos despierta mi madre. ¡Esa mañana me resucitó el móvil! París amanecía
nublado y amenazaba lluvia. Al
levantarnos fue la misma rutina. Por la mañana fuimos en metro hasta el D’orsay.
Al entrar pasamos los controles y dejamos los abrigos en el guardarropa. El
museo estaba en una antigua estación de tren y entraba luz por todas partes;
aquí era más difícil perderse. El Louvre es como el prado y el D’orsay
como el
Thyssen. Este último me gustó más, no sólo porque no me perdí, sino porque
prefiero el arte moderno. Vimos una exposición de los inicios del
impresionismo, los cuadros tenían color, vida, distintos planos, puntillismo,
una colección de cuadros en los que se veía Notre Dame a diferentes horas del
día,... De esa pasamos a la zona de Van Gogh que ocupaba tres salas donde había
cuadros como el de “La habitación” o “Los Girasoles”...(impresionante). Por
último vimos una exposición de muebles antiguos, no era muy relevante, pero
tenía cosas curiosas. Teníamos que coger el metro nuevamente. Llegamos a Montmartre
donde estaba la “Sacre Coeur”; desde fuera se veía enorme, pero por dentro
tampoco es tan grande. Al salir fuimos a la plaza de los Pintores, en donde
artistas callejeros mostraban su arte al resto del mundo. Nos dieron hora y media para comer. Laura, Alaia y yo comimos en una bocatería al lado de la “Sacre Coeur”. Después nos sentamos en las escaleras a contemplar la ciudad y nos volvimos a la plaza de los Pintores, donde vimos a los artistas realizar su trabajo. Me terminé quitando las botas porque, de tanto andar, me notaba los pies palpitantes
. Cuando nos reunimos con el grupo, bajamos hasta el “Moulin Rouge”, el cabaret más importante de Francia. Tomamos de nuevo el metro hasta la Pompidau. Nos dieron media hora para verla. Nos acercamos para entrar, pero nuevamente tuvimos problemas para encontrar la entrada ,como en el Louvre. Todo el mundo agachaba la cabeza para no darse con un hierro de la estructura, pero yo no me di cuenta y me lo comí. Me salió un buen chichón, para nada, ya que al llegar vimos que los martes cerraba; así continuamos con nuestra mala suerte. Aprovechando el rato fuimos a una tienda de chocolates; parecía la de las pelis. Compré una tableta de chocolate para mis padres y nos volvimos al punto de encuentro.
Para variar un poco, compramos la cena en un
supermercado y las profesoras decidieron que, en vez de coger el metro, nos
pateáramos medio París hasta la plaza de la Concordia, al principio de los Campos
Elíseos, donde estaba el Obelisco con jeroglíficos egipcios. Subimos “toooda”
la avenida y, por el camino, pudimos ver ratas del tamaño de gatos gordos caminando hacia el parque.
Llegamos a la calle comercial, donde la gente se fue de compras a Vans,
Adidas,… Nosotras nos sentamos en un banco. Tras descansar un rato, subimos la
avenida y entramos en el túnel que da al Arco del Triunfo, en donde se estaba calentito.
A la hora fijada subimos hasta el punto de encuentro. Habría sido bonito volver
paseando, pero estábamos tan cansados que cogimos el metro. Al llegar, cenamos
en nuestra habitación con Alaia , me duché, llené la papelera del baño de agua
hirviendo, eché unos paquetes de sal que cogí de la cafetería y metí los pies
hasta que me dejaron de doler. Luego caí en la cama rendida.
Que guayy el viajee!!❤️😁
ResponderEliminargraciassss mi próxima entrada es de Disney
EliminarSí que estás escrbiendo... Me encanta que nos hagas partícipes de tus experiencias.
ResponderEliminarSigue así.
Geacias tiaaa este mes tengo más excursiones y espero que me sigas leyendo.
EliminarPara lo que quedan las madres! !!!!!
ResponderEliminarSomos sólo despertadores, no damos remedios para el dolor de pies ni consejos para cuando se pierden o no les funciona el telefono.
Ser madre es muy complicado .
Gracias a ti nunca llegamos tarde ningún día y no nos hacíamos las perezosas, gracias mami por todo por tus remedios y por aclararme las ideas en las peores situaciones. te quiero mucho.
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