domingo, 9 de septiembre de 2018

UMBRALEJO-GUADALAJARA (parte 2)

DÍA 3:
Bueno, hoy también Estopa. Tras bajar a por los móviles y el desayuno, nos reunimos todos en la hogera para que nos explicaran como iba a ser el día de hoy. El recorrido era una ruta de unos 14 o 15 km. Primero iríamos a un pueblo cercano, y después bajaríamos al río para comer y pasar la tarde antes de volver a Umbralejo. Íbamos a ir haciendo un juego que consistía en escuchar las explicaciones de Juanca sobre la flora y rocas de la zona, encontrar todos los ejemplares que pedían en el maletín que nos habían dado a cada grupo.
Empezamos la marcha y al principio todo bien, íbamos hablando y disfrutando del paseo, pero la mejor parte vino al tener que subir la montaña hasta el otro pueblo.Cuando paramos a descansar, casi me tienen que enchufar a una botella de oxígeno, y nada más llegar al pueblo, nos dejamos caer en los bancos y sillas del bar al que nos llevaron. Estábamos todos agotados, aprovechamos
para comprar, yo me cogí una fanta, y luego llegó la furgoneta del campamento con nuestras meriendas, pan con chocolate!!!!! Cuando acabamos de merendar, me puse el biquini y al rato continuamos nuestra marcha hasta el río, esta vez fue mejor porque la mayor parte del camino fue cuesta abajo. De camino vimos un viejo molino del que a penas quedaba la estructura, pero lo mejor fue la llegada al río, todos emocionados dejamos las mochilas debajo de un gran árbol y salimos corriendo al agua, estaba helada, pero no me importó porque tenía tanto calor que me lancé sin pensarlo. Unos cuantos decidimos subir río arriba, al llegar a unas
piedras nos detuvimos, y descansamos un rato al sol antes de volver,el camino era horrible porque el nivel del agua iba cambiando y de vez en cuando te comías una roca. Volvimos para comer, bocatas de lomo y melón. Estábamos muy cansados asique el rato de la siesta lo pasamos tumbados en las toallas hablando y escuchando música. Volvimos al río después y fui con otros amigos a hacer el camino y esta vez llegamos más lejos, pero tuvimos que regresar al rato porque nadie llevaba reloj y ya había pasado mucho tiempo.
El camino de vuelta fue agotador, subimos por el bosque sorteando arboles y bajando y subiendo terraplenes. Al llegar al campamento y poder ducharnos todo se nos pasó. Estaba fatigada pero no era comparable a aquel dolor de pies que sentí en París. Cenamos y tras el buzón, fuimos a hablar a las habitaciones, este fue el primer día que todos nos dormimos a la hora.

DÍA 4:
Hoy fue el día con la música más extraña para despertarnos, una mezcla de Estopa y cantos Gregorianos, estabamos muertos pero aún así nos levantamos y tras los teléfonos y el desayuno, vino el reparto de tareas, a mi hoy me tocaba huerto! La verdad es que tuve muchísima suerte porque tras una breve explicación sobre las plantas y una visita por los jardines, a cada uno nos dieron una tarea y nos situaron en diferentes puntos, a mi me tocó coger cerezas. La verdad esque no se me dio nada mal, estaba con mi amiga Helena y de las dos horas que teníamos para hacer el trabajo, creo que solo trabajamos media, y el rato restante lo pasamos comiendo cerezas y hablando.
 Después se repartieron los talleres y por fin pude hacer el que más
me gustaba, el taller de arcilla. Esta vez los talleres fueron por la mañana porque por la noche íbamos a hacer una feria.
El taller estuvo genial, yo hice una cosa para colgarla al lado de la puerta y poner las llaves (pero se rompió en el trayecto en coche de vuelta). Después del taller, la comida y descanso. Llegó el momento de hacer la feria, nos dividieron en cuatro grupos y cada uno hizo su propia caseta. A nuestro grupo le pusimos el nombre del burro; nos llamábamos ABELINOS. Fue la mejor y ganamos el concurso. Por la noche, después de la cena y el ratito de descanso comenzó la Feria, mientras la mitad del grupo estaba en la caseta, la otra mitad se iba a jugar a las otras 3. La cosa consistía en ganar las sílabas de la palabra CONSUMICIÓN. Cada sílaba se conseguía ganando un juego en cada caseta. Estuvimos jugando hasta las 12:00 y después nos subimos a las habitaciones donde hicimos noche del terror, bueno, más bien asusté al campamento contando mi repertorio de historias para no dormir. Nos lo pasamos genial, pero a la 1:00 nos mandaron a acostar, aunque creo que a más de uno le costó conciliar el sueño.

DÍA 5:
Nos levantamos al sonido de Estopa, y tras lo de todas las mañanas.
 Llegó la tarea del día, hoy era "restaurar" (limpiar) el pueblo, nos tocó recoger todo lo de la feria de la noche anterior, y luego limpiar una calle. El resto del tiempo fue tiempo libre donde yo aproveché para empezar la maleta, y como soy un desastre tenía mucho trabajo.
Después de comer decidí escribir cartas para que todos mis amigos se llevaran un recuerdo mío. Y tras la siesta empezamos a decorar el punto de encuentro para la fiesta, hicimos un escenario, y dos fhotocall, pusimos banderitas y carteles, y todo estaba super lindo. Después llegó la hora de la ducha y tras
arreglarnos y acabar la decoración, Susana dijo que le ayudáramos con una canción que quería cantar. Bien, pues aunque fue algo desastrosa, pasamos un rato muy divertido. Después de nuestra última cena,subimos para terminar de arreglarnos y a las 10:30, empezó la fiesta, hicimos nuestro último buzón. Nos dieron diplomas y luego música y baile, más tarde fuimos a las habitaciones y nos pasamos prácticamente toda la noche despiertos. Fue un día inolvidable, aunque ¿quién olvida un final de campamento?





DÍA 6:
Todo lo bueno se acaba, y esto no iba a ser una excepción,cuando sonó la música, supe que sería la última vez que me despertaría Estopa. Acabamos de meter las cosas en las maletas, y las cerramos. Dejamos atrás la habitación para siempre. Bajamos al comedor donde estaban ya algunos compañeros y sus maletas, desayunamos y llegó el autobús que nos llevaría de vuelta a Guadalajara. La primera despedida fue allí en la entrada al campamento, a Paula la vinieron a recoger sus padres, todos estabamos tristes, subimos al autobús e intentamos pasar la última hora juntos lo mejor posible.Pusimos música, todos hablábamos. Dejamos atrás Umbralejo, y las montañas. 
Bajar del autobús no fue fácil, nos despedimos todos de todos y cogí las maletas, mientras me alejaba miré para atrás y vi como un trocito de mi se quedaba con cada uno. 
Gracias a todos por hacer de este campamento una experiencia inolvidable.
Umbralejo siempre tendrá un huequito en mi corazón.

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